Cada cigarrillo tiene un nombre y una historia.
A los catorce fue el primero.
¿Recuerdas? Lo fumé delante de ti, para impresionarte.
Y
lejos de sorprenderte te dio un ataque de risa producido por el mío de tos tras
la primera, y fallida, calada.
Fue el primero de muchos que vendrían después. Pero contigo,
siempre.
El nombre de mis cigarros se lo ponía yo, pero el apellido
siempre era el tuyo.
Llegaron los tan famosos
de después de echar un buen polvo. Los de la satisfacción.
Aquellos hacían que
cerrara los ojos como si los poros de mi piel todavía continuaran expulsando
orgasmos.
Por último llegaron las cajetillas de los disgustos.
Cada
cigarro contaba una historia triste que me arrancaba de lo más hondo un trocito
de alma.
Pedacitos que se iban envueltos en el humo gris que exhalaba
en cada calada.
Siempre lo respirabas.
Decías que era tóxica.
Y que todo el humo te lo estabas
tragando...
Y te fuiste.
Muchísimas gracias Nerea ♥️
ResponderEliminar¡Me encanta! Ya lo sabes ^^
ResponderEliminarEsperando con ansia viva lo que aún no puede ser nombrado jaja
In love por completo ♥
¡Un besazo preciosa!