¿Por qué sonríes todo el tiempo? Aunque
no todo te vaya bien.
Acompañas todas tus frases con esa risa
que brota en tus ojos.
Eres el aire que necesito para respirar,
palabras que exijo oír y piel que quiero sentir.
Siempre que te digo «te quiero» respondes de la misma manera.
Nunca te he oído responder con un «y yo»
Y es que esta segunda frase no expresa
lo mismo que la primera, ¿verdad?
Quien dice «te quiero» y responde de igual modo ama de la misma forma.
Quien responde «y yo» no lo tiene tan claro.
Eso lo aprendí de ti.
También me enseñaste que nada nos
pertenece más que nuestra propia vida. Y que a veces es mejor soltar.
Mi último aprendizaje fue el de
dejar(te) ir.
Cerrar aquella puerta.
Aunque me pillase los dedos y
doliera.
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