sábado, 28 de diciembre de 2019

Momentos...




Copas de verdejo que escuchan y cuentan historias y algún que otro drama. 

Conciertos, un poco de frío y abrigos ajenos que cobijan. 

Abrazos de diamantes y rompecostillas

Secretos y confesiones en el mismo sofá de siempre. 

La capacidad de los míos de aguantarme hablando sobre bolsos y zapatos durante más tiempo del que desearían. 

Nueva familia, cómplice, planes de futuro y apretones de mano sobre un escenario. 

Horas muertas frente al espectroscopio. 
Bravas en horas políticamente incorrectas, lágrimas de risa con fotos que jamás saldrán de nuestros móviles y minutos esperando a la máquina resopladora
Algún ratito jugando a las cartas, aunque por mucho que lo intente jamás aprenderé las normas.

Un Cosmopolitan, un mojito y una pizza barbacoa como receta mágica para una amistad inquebrantable. 

Postureo infinito en la cámara de espejos de da Vinci.

El vermú que se alargó hasta la noche, con siesta y cena incluidas.

Una visita a Madrid, risas en un baño de Chanel y un musical.

Una promesa en Debod, una exquisita visita a Louboutin y el viaje a México DF desde una silla con los Amos del piano bar.

Unos velos blancos y un abrazo antes de salir a escena.

Un reencuentro con la familia del Norte. 

Un viaje personal y unos años de emociones plasmados en tinta negra.


Instantes que se me escurren entre las agujas del reloj. 

Lucho porque cada uno de estos momentos fueran eternos. 

Detrás de esta pared hay muchísimas más fotos, pero de lo que realmente importa no hay foto más que en la memoria del corazón.



«Caerán imperios y tormentas
Viviremos guerras y revueltas
Si el mundo es un lugar siniestro
A tu lado merece la pena
Buscaré
Que esta playa sea un sueño eterno
Que cada minuto dure un año
Que el pasado no pueda atraparnos
Que nadie se atreva a despertarnos
»
- El sueño eterno, Dorian 




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