viernes, 6 de diciembre de 2019

Si me muriera ahora mismo // Relato






Si me muriera ahora mismo mis últimos recuerdos se convertirían en los primeros en invadir mi mente.

No vería pasar mi vida por delante de mis ojos. 

Dicen que lo mejor siempre se deja para el final, pero inevitablemente y, tras un fundido en blanco y negro, aparecerías tú. 

Ese sería mi primer y último recuerdo acompañado de un vino, una pizza boloñesa y unas servilletas rojas que jamás utilizamos. 

Una siesta fingida en tu sofá que se convirtió en nuestro mejor postre.

Días de manta y peli, de confesiones absurdas y de promesas que sirvieron de nada.

La sidra que no sabías escanciar, la rosa y las espinas de las que no me percaté hasta que me piqué con una de ellas, las olas que no llegamos a ver y el desayuno en aquel bar. Y la niña, aquella cría, y la conversación con una mujer de rostro y modales afilados.


Me da vergüenza.
Ser tímida no te llevará a ningún sitio. Nadie quiere a las personas introvertidas.


Y te acordaste de mí. Y me acordé de mí. Y ninguno de los dos dijo nada. 

Un gran día.

Un adiós que no quería dar y no me quedó más remedio que hacerlo.


Después de aquel día tus mentiras junto a ti caísteis en un baile en zigzag hasta posaros suavemente sobre la superficie del agua cristalina.

Allí, por fin, te hundiste.

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